27 dic 2010

LINGÜÍSTICA EN VENEZUELA


 LINGÜÍSTICA EN VENEZUELA
Los primeros acercamientos históricos sobre la lingüística venezolana están dedicados a considerar los aportes de las producciones y a entender la situación de la lingüística indígena. Hacen su aparición durante el ultimo cuarto de siglo XIX, entre otras razones porque la reflexión histórica sobre otras parcelas de la investigación lingüística venezolana (gramática, historia de la lengua, dialectología y lexicografía, entre otras), muy posterior, como se verá, queda postergada ante la primacía del estudio de las lenguas indígenas en la época colonial.

Así, en 1878, Arístides Rojas (1826-1894) publicara, como parte de sus Estudios Indígenas. Contribución a la historia antigua de Venezuela, un ensayo histórico-bibliográfico que tituló: “Literatura de las lenguas indígenas de Venezuela” que, no conociéndose otro texto con estas características y de fecha anterior, pasa por ser el primer trabajo histórico sobre la lingüística venezolana.

Puede decirse que este hombre gigante abrió las puertas del siglo y estableció la alianza fraternal que ha unido a los espíritus cultivados de ambos mundos, en beneficio de una idea fecunda: el estudio de América. Similar línea de investigación propondrá Adolfo Ernst (1832-1899) al escribir, en 1890, para el número 31 de la revista caraqueña La América ilustrada y Pintoresca un breve esbozo de la historia de la lingüística indígena, que titula: “El progreso de la lingüística americana”. Para Ernst el origen de la lingüística americana esta en la consolidación científica de la etnografía, en el momento en que comienza a entenderse que sólo por vía lingüística podrá lograrse una aproximación al conocimiento del hombre americano:

Sobre las huellas de Rojas y Ernst la historiografía, que a falta de un mejor nombre llamaremos positivista, dedicará, nuevamente, a la lingüística indígena dos estudios centrales: 1) el Proemio que escribe Pedro Manuel Arcaya (1874-1958) como antesala a la contribución al estudio de la lengua goajira (Caracas, 1912), de Luis R. Oramas; y 2) la 2introduccion a Los aborígenes del occidente de Venezuela (caracas, 1927) de Alfredo Jahn.
El recuento histórico elaborado por Jahn, de notables aciertos documentales y críticos, resulta indispensable aún hoy en día para el conocimiento de las grandes figuras de nuestra lingüística de finales del siglo XIX y principios del XX ( Arcaya, Febres, Cordero, Salas, Lares, Ernst, Oramas, Fonseca, Tavera-Acosta y otras). Analiza, asimismo, las contribuciones de viajeros y americanistas, resumiendo el saber del momento sobre las afinidades y clasificaciones lingüísticas de los grupos indígenas de la región estudiada. A partir de 1950 y hasta 1980, aproximadamente, la historiografía lingüística venezolana ha abordado en trabajos de diversa naturaleza las problemáticas referentes a la evolución de la ciencia, en ojeadas generales o parciales centradas en épocas lingüísticas distintas, fijando para cada área las contribuciones de obras y autores, en un empeño por describir los sistemas lingüísticos. Esta aspiración, no siempre fue alcanzada.

El proceso historiográfico en este período ha ido desarrollándose desde los repertorios y listas de obras con organización cronológica, hasta la confección de estudios de amplio registro y de análisis de las producciones. De raíz bibliográfica, puede decirse que los primeros movimientos de registro y descripción de la producción lingüística venezolana se asentaron desde esta parcela del estudio permitiendo el conocimiento de los textos y la comprensión de la trayectoria histórica. Logró, a este respecto, la resolución de los altibajos en la secuencia en la historia de la especialidad.

Adolfo Salazar Quijada en su libro La toponimia en Venezuela (1978) ofrece materiales y cronologías instalado en la investigación toponímica venezolana. También, la historia de la dialectología es organizada y periorizada con notable interés por Sergio Serrón en su estudio “Algunas notas sobre los estudios de dialectología en Venezuela” (1979). Divide en cuatro etapas la trayectoria de estas investigaciones: 1) desde finales del siglo pasado hasta el comienzo del siglo XX (Juan Seijas, Julio Calcaño, Lisandro Alvarado, Baldomero Rivodò y Arístides Rojas); 2) primera mitad del siglo XX (Pedro Grases y Henry van Wijk); 3) cronológicamente simultanea a la segunda etapa (Ángel Rosenblat); y 4) momento actual (estudios institucionales).

El denso periodo 1950-1980 culmina con la creación de la primera cátedra venezolana de historia de la lingüística, que comienza a funcionar el año de 1972 en la Universidad Católica Andrés Bello. Iniciativa pionera de Jesús Olza Zubiri, José del Rey Fajardo y Fernando Arellano hace posible por primera vez en nuestras aulas el estudio científico de la historia de la lingüística universal y, muy escuetamente, hispanoamericana y venezolana con la presentación de la obra gramatical de Bello y de algunas producciones amerindias. Fernando Arellano vino a encargarse de la cátedra y para ella elabora una Historia de la lingüística (1977-1979), uno de los primeros trabajos publicados en castellano sobre esta especialidad, de interés muy reciente por aquellos años en el ámbito internacional. Por su parte, Jesús Olza Zubiri elabora en El pronombre (1973) una historia de las concepciones teóricas sobre la mencionada  categoría gramatical. Sobre esta base, las dos décadas siguientes marcan una etapa de enorme progreso.

Los tópicos temáticos y los métodos del periodo anterior se han desarrollado hasta hacer ya de esta especialidad un organismo con independencia y con búsquedas propias. Las áreas de trabajos aparecen, ahora, bien delimitadas, generándose la necesidad de estudiar por separado los avances de cada sub-especialidad y de cada pequeño dominio de la investigación lingüística.

Aquí, la labor historiográfica se ve respaldada por las publicaciones de buenos repertorios bibliográficos sobre algunas de las áreas de investigación. Además de las bibliografías del XIX y de los trabajos de Grases, pueden contribuir al estudio histórico lingüístico algunos textos notables: 1) Aporte para una ficha bibliográfica de la dialectología venezolana hasta 1975 (1978), de Sergio Serrón; 2) Bibliografía sobre las lenguas indígenas de Venezuela (1983), de Rafael Ángel Rivas, Hugo Obregón, Gladys García Riera y Ramón Vivas; 3) Bibliografía sobre el español de Venezuela (1985), de Gladys García Riera; 4) Bibliografía sobre el español del Caribe hispánico (1985), de Rafael Ángel Rivas, Gladys García Riera, Hugo Obregón e Iraset Páez Urdaneta; y otros.

Los estudios actuales de historiografía lingüística responden fundamentalmente a dos posiciones bien diferenciadas. Por una parte, se pone en duda la tradicionalidad de los estudios lingüísticos en el país descuidándose, a consecuencia, todas las producciones antiguas hasta el siglo XIX; consideradas ajenas a la ciencia lingüística y contrarias a la noción de descripción y sistema. Por otra se argumenta contrariamente, rechazando las tesis básicas anteriormente señaladas y se demuestra la solidez y continuidad de los estudios, su tradición y raigambre en la cultura del país.

La región geográfica: así encontramos diversas variedades. En Venezuela la oriental: caracterizada por cambios fonológicos (de pronunciación) de la zona oriental del país en que se sustituye la pronunciación del fonema "s" por el de "z". Los lingüistas dirían que se sustituye la fricativa alveolar sorda por una fricativa interdental. También sustituyen el fonema "r" por el fonema "l". Los lingüistas dirían que sustituyen la líquida (l) por la vibrante (r). Ejemplo: Hijoér diablo tu no sabes, que yo estoy canzao de ejpérate a ti.

En la región central se sustituye el fonema "s" final de palabras por una "j". Los lingüistas dirían que se aspira la fricativa sorda. Por eso los caraqueños dicen: Móntate en el autobús, que bá de Caracaj-Valencia

En la región occidental en cambio hay otras peculiaridades que no son tanto de pronunciación sino de modismos para expresarse. Ejemplo: Pa´que vos veáis que yo no soy ningún mentiroso, por mi madre y la Chinita que que no te estoy mintiendo. Cuando el niño disminuye su motivación natural por aprender es que no esta preparado para las situaciones a las que se enfrenta. Debido a que la motivación se presenta a través de una necesidad, los niños en etapa preescolar precisan de un constante aprendizaje de cosas diferentes para adquirir nuevas aptitudes o perfeccionar las que posee y así obtener un mejor desenvolvimiento en el ambiente donde se desarrolla.

Los niños presentan una aminoración en su motivación por el aprendizaje cuando realizan tareas no adecuadas con su nivel de desarrollo cognoscitivo o en las que fracase. Cuando se les presiona para que aprendan algo forzadamente, los niños se estresan y pueden presentar trastornos psicológicos y/o neurológicos que repercuten negativamente en el desarrollo senso-motor, lingüístico y en su aprendizaje, provocando el fracaso escolar.

Los niños son diferentes unos de otros, por lo tanto su capacidad para aprender no es igual a la de sus compañeros; muchas veces el aprendizaje puede dificultarse si el niño no esta biológicamente preparado. El aprendizaje va a depender del desarrollo cognitivo de cada individuo, de igual manera para progresar en el conocimiento de sus aptitudes y emociones.
Según la teoría de Jean Piaget (1896-1980) sobre el desarrollo cognitivo, la evolución individual se divide en cuatro etapas, desde los 0 a los 2 años es una etapa senso-motora donde se estimula al niño a través de sus sentidos y la etapa pre-operacional de los 2 a los 7 años donde el aprendizaje se basa principalmente en la imitación de conductas, gradúa su capacidad de pensar simbólicamente y desarrolla el lenguaje hablado.

Cuando un niño aprende una conducta o aptitud y al aplicarlo en su vida diaria no obtiene los resultados leyes de Torndike: La ley del uso y la ley del desuso. Las cuales se explican que si se presenta una conducta y las esperados o no compensa sus necesidades disminuye la motivación por el aprendizaje. Esto se basa en las respuestas obtenidas son satisfactorias, la conducta se repetirá nuevamente; y si se realiza una conducta y los resultados son negativos, la misma se deja de aplicar.

Los niños en las etapas senso-motora y pre-operacional aprenden mediante los procesos de ensayo y error, imitación y comprensión inteligente según el nivel donde se encuentre. Aunque los niños se encuentran naturalmente motivados para aprender, este estimulo solo es producido por cosas que atraigan su atención. Los niños se sienten mas motivados a aprender cosas que practiquen con regularidad, que le sirvan en su vida diaria y complementen su desarrollo como individuo.

De 2 a 3 años
Encuentra un libro específico que se le pide.
Completa un tablero de formas geométricas de 3 piezas.
Dibuja una línea horizontal imitando al adulto.
Copia un círculo.
Hace pares con los objetos de la misma textura.
Señala "lo grande" y "lo pequeño", cuando se le pide.
Dibuja imitando al adulto.
Asocia colores, estableciendo pares de objetos con idéntico color.
Discrimina semejanzas y diferencias entre objetos que presentan gran contraste.
Coloca objetos adentro, afuera, arriba, abajo, cuando se le pide.
Nombra la acción que muestran las ilustraciones.
Hace pares con una figura geométrica y su ilustración.
Arma rompecabezas de cinco y seis piezas.
Sabe a cual sexo pertenece.
Establece diferencias entre "uno y dos" objetos, entre "muchos y pocos".
Puede contar hasta tres y cuatro objetos.
Indica su edad con los dedos.
De manera general se puede decir que el niño de 2 a 3 años cuando juega espontáneamente imita personajes conocidos, imita a los modelos de la televisión y las propagandas; reconoce los colores, los tamaños de los objetos (grandes, medianos y pequeños) y los conceptos espaciales (arriba, abajo, adentro, afuera).

De 3 a 4 años
Su pensamiento es egocéntrico, animista y artificialista.
No distingue las experiencias reales de las imaginarias, confundiendo con facilidad la fantasía con la realidad.
Identifica los colores primarios y algunos secundarios.
No es capaz de hacer correspondencia entre objetos.
Distingue entre objetos grandes y pequeños, pesados y livianos.
Hace clasificación por 1 atributo.
Distingue con objetos concretos los cuantificadores: muchos, pocos, todos, ninguno.
Recuerda la melodía de las canciones conocidas.
Sigue la secuencia o patrón (tamaño, color), que se le da con bloques o cuentas.
Cuenta hasta 10 imitando al adulto, pero no hace correspondencia.
Identifica y nombre objetos que son iguales y/o diferentes.
Identifica por lo menos 3 figuras geométricas (círculo, cuadrado y triángulo).
Representa la figura humana como un monigote.
A ciertas partes de sus dibujos les da nombres, pero varía constantemente de denominación ya que carece de intencionalidad al hacerlos.
Separa objetos por categorías.
Añade una pierna y/o un brazo a una figura incompleta de un hombre.
Como conclusión de las características de esta edad se puede decir que el niño coloca y nombra la cruz, el círculo,

De 3 a 4 años
El cuadrado, el triángulo en tableros de encaje. Imita secuencias sencillas con cubos de cuatro colores. Inventa cuentos siguiendo láminas en secuencias. Le agrada que le lean cuentos e historietas. Añade tronco y extremidades correctamente a un dibujo de la figura humana. Mete y saca aros de forma espontánea siguiendo el orden de tamaño.

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